F1 | Siete equipos furiosos por el lío de la FIA, pero Ferrari es inocente hasta que se demuestre lo contrario

Un tsunami poco antes del inicio del Mundial. Una auténtica revuelta del 70% de la parrilla, es decir, los siete equipos sin motor Ferrari, liderados por Mercedes y Red Bull con el objetivo de golpear a la FIA y no demasiado indirectamente a Ferrari.

La declaración ambigua y oscura con la que la Federación cerró la investigación sobre la legalidad del propulsor de Maranello ha enfurecido a los demás equipos, que entre otras cosas no están del todo equivocados. Una declaración imprevista, que habla de investigaciones concluidas y de un acuerdo confidencial entre las partes, unas pocas líneas suficientes para suscitar sospechas y conjeturas.

¿De qué se trata el acuerdo de Ferrari con la federación? ¿Por qué duraron tanto las investigaciones sobre el motor de Ferrari? ¿Y en base a qué elementos los reabrió la FIA después de haber decretado inicialmente la regularidad del motor de Maranello? Sobre todo, si Ferrari había violado el reglamento, ¿por qué no fue sancionado?

Y es este último punto el que más inquieta a Toto Wolff, Chris Horner y los demás directores del equipo. La sospecha -más o menos fundada- de que Ferrari actuó al límite, si no más allá de las normas, y que de alguna manera se salió con la suya. Sin embargo, analizando todo el asunto se podría pensar que no hay pruebas de una posible violación de las normas por parte de los hombres de Cavallino.

Una de las hipótesis que no se debe descartar es que el equipo Rojo simplemente aprovechó una zona gris del reglamento para el motor 2019, encontrando una ventaja sin infringir ninguna norma reglamentaria. De ahí toda la serie de directivas en la llamada guerra de los motores que llevaron a la revisión del proyecto del propulsor (para Maranello y quizás no sólo).

Por el contrario, la FIA puede haber adquirido pruebas inutilizables porque son ilegales. Estamos hablando de información pasada a la Federación por el topo del que tanto se habla ahora. Datos confidenciales robados de alguna manera de Ferrari, ciertamente no divulgados por lo tanto inutilizable en cualquier proceso, ya que no se puede probar la culpabilidad de una persona sin darle la oportunidad de defenderse en el contrainterrogatorio entre las partes.

Si la FIA decidió cerrar la investigación llegando a un acuerdo con Maranello y no remitiéndola a un juez por la infracción del reglamento con el objetivo de sancionarlo, está claro que no ha reunido elementos suficientes para sustentar cualquier acusación. o los elementos recogidos no son utilizables.

El enfado de los siete equipos es comprensible y justificado; la Federación tomó decisiones y tiempos equivocados, actuó mal y de forma nada transparente, contribuyendo entre otras cosas a crear un aura de misterio y un clima de sospecha en torno a la propia Ferrari.

El equipo de Binotto es inocente hasta que se demuestre lo contrario y no parece haber ninguna prueba de lo contrario. Sin embargo, el mensaje de un equipo rojo "indultado" por la FIA corre el riesgo de ser difundido, todo debido a la falta de claridad de un comunicado de prensa emitido quizás de manera demasiado superficial. Maranello probablemente debería adoptar una posición clara, y la propia FIA debería, ahora contra la pared, ser más precisa sobre el tipo de investigaciones realizadas y sus resultados. Está en juego la credibilidad misma de la Fórmula 1, que en varias ocasiones tiene que lidiar con una gobernanza que constantemente logra disgustar a todos.

Antonino Rendina

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