Valeu Felipe, ¡fue realmente un gran viaje!

Cuando Felipe Massa se retire dejará un gran recuerdo en todos los aficionados a la Fórmula 1

Valeu Felipe, ¡fue realmente un gran viaje!

“Se dice que el más mínimo aleteo de una mariposa puede provocar un huracán en el otro lado del mundo”. Y quién sabe qué mariposa agitó torpemente sus alas para provocar la desafortunada tormenta de Sao Paulo 2008, la que condenó a Felipe Massa a seguir siendo para siempre sólo un subcampeón del mundo, a pesar de las mecha había estallado al saludar al nuevo campeón del mundo brasileño.

Gracias Felipe, fue realmente lindo, por su carrera, por las emociones que transmitió, pero también y sobre todo por su generosidad, su entrega a la causa (Ferrari), su lealtad, su carácter siempre transparente. La noticia de la retirada nos pilló desprevenidos, porque Felipe es un chico eterno, el de los años dorados de Ferrari, como el piloto maduro de los últimos tres años en Williams. No se retira un piloto cualquiera, sino un hombre que hizo que todo el mundo le quisiera, cosa difícil en la F1, y que, además de un palmarés muy respetable, también deja un dulce y sincero recuerdo de honestidad reflejada y contrastada.

Parece que fue ayer cuando, ya rápido, causó problemas con Sauber en 2002. Impetuoso, decían. La cura Ferrari llegó, un año (2003) como piloto de pruebas y luego de regreso a Sauber durante dos años positivos que le valieron la llamada de su vida, la de Ferrari, esta vez como propietario, junto a Michael Schumacher en 2006. Fue allí el público se dio cuenta de que Massa tenía verdaderas cualidades, como poleman nato y consumado y como piloto capaz de ser liebre y ganar carreras. El pequeño heredero in pectore de Senna, por fin profeta en su tierra natal, el "número" que nunca triunfó hermano mayor Barrichello, un jovencísimo Felipe se tomó la satisfacción de ganar en su Brasil natal, ante la mirada de un emocionado Schumi en su última carrera (al menos eso parecía...).

La epopeya de Ferrari había comenzado, los años del afortunado diarquía con Kimi Raikkonen. Tan diferentes, tan parecidos, en su ser profesionales, fans de Ferrari hasta la médula, de algún modo complementarios. Dos títulos de Constructores para Maranello y un título de Pilotos, el de Raikkonen en 2007. En 2008 el campeonato del mundo lo habría merecido Felipe, en plena sintonía con un F2008 que parecía hecho a su medida. Pole y victorias, seis, velocidad impresionante, números de secundaria. Pero también una Dama Suerte adversa y fatal, probablemente enamorada del retador Lewis Hamilton. Y así Felipe tuvo que soportar el fallo de motor en Hungría a pocos kilómetros de una maravillosa y merecida victoria, sin olvidar aquel maldito tubo de repostaje en Singapur, auténtica lápida sepulcral del mundial de 2008. El insulto final, las puertas correderas. Las que marcaron a Massa como piloto y hombre, fueron las dos últimas curvas de San Paolo. Glock en crisis de neumáticos, paso de Hamilton y adiós. Nunca hubo victoria más melancólica, conmovedora, desgarradora que aquel triunfo vaciado de todo significado, pero "celebrado" con todo el orgullo paulista, con la mano en el pecho y los ojos llenos de lágrimas.

Y nos gusta recordar así a Felipe, el orgulloso campeón (moral) del mundo de 2008, porque la carrera de un piloto no se juzga por un punto más o menos en la clasificación. Después de todo, la vida de todos nosotros es el resultado de quién sabe cuántas puertas correderas, y las puertas correderas del elfo brasileño le trajeron muchas alegrías pero también dolores. Podría haber sido campeón del mundo y, sin embargo, ni siquiera ocho meses después Massa yacía en el hospital con la cara destrozada por un resorte disparado a doscientas por hora por un médico de cabecera de Brawn. En ese accidente quizás perdimos una pequeña parte del mejor Felipe, el de la imprudencia juvenil, del paseo de la vida perdida, y francamente está todo ahí. Los años de convivencia con Fernando Alonso fueron difíciles, por no decir imposibles. El campeón de España resulta demasiado aparatoso para Felipe, un corredor latino acostumbrado a que el equipo lo mime. La derrota en Hockenheim 2010, algunos podios aquí y allá, pero más por inercia que por voluntad real y luego otro renacimiento, inesperado, grandilocuente, al volante de Williams. Constancia, posiciones y podios para cerrar con nota alta una carrera espléndida y con un equipo glorioso.

“Y miré dentro de una emoción y vi tanto amor en ella, que entendí por qué no se puede controlar el corazón. Y eso está bien, sin palabras." Felipe Obrigado, gracias por darnos emociones en catorce temporadas de F1. Gracias por darnos un sueño, y no importa si se rompió en el momento más hermoso.

Antonino Rendina


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