F1 | Hamilton se emocionó en Zandvoort

Y esta vez hay que agradecer de todo corazón a Lewis Hamilton, por haber hecho que el GP de Holanda fuera espectacular y emocionante con su conducción y tenacidad. La irreductibilidad con la que persiguió a Verstappen hasta el cansancio fue casi conmovedora, yendo en contra de las "indicaciones" y de una cierta conformidad de su propio box.

Una carrera que de hecho se perdió desde el principio, por la excesiva potencia del RB16B entre las maravillosas curvas guiadas de esta pequeña joya de circuito, y también por las ganas y fuerzas desbordantes de un Max Verstappen en estado de gracia. y decidido a dar una alegría inmensa a su público. Sin embargo, Lewis, en un mal día para Mercedes, con una llamada a boxes imprudente y cierta lentitud en las paradas, luchó solo, se arremangó, hizo gala de toda su inmensa clase intentando revertir el pronóstico desfavorable.

Hamilton se emocionó en Zandvoort a pesar de la derrota, no sólo corrió contra Red Bull, sino contra un resultado ya escrito, condujo más allá de los límites del coche para no darle la victoria a Verstappen, no se rindió mientras los neumáticos aguantaron, sin hacer cálculos, sin gestionar, llegar exhaustos, pero disfrutando de la batalla, caer en la batalla sin quejarse, sin buscar coartadas, pero con el honor de las armas.

Lewis dio la impresión de disfrutar este desafío, de sentirlo, vivirlo y anhelarlo con liderazgo, con clase, empujando como un loco. Casi regañó al muro por no creer lo suficiente en él, corrió con la cabeza gacha, con una generosidad encomiable. No logrando reducir la diferencia con Verstappen - magnífico profeta en su tierra natal y una vez más en lo más alto del campeonato mundial - pero borrando con esta actuación todas las distorsiones y fealdades de la no carrera en Spa, todas las polémicas fuera de la pista, toda esa guarnición con sabor tiene más que ver con la intriga que con el deporte del motor.

En Zandvoort, en un circuito bonito, antiguo y malo, asistimos a un duelo real, intenso y agotador. Y el mérito también y sobre todo es de Hamilton, un campeón que ha ganado 99 GP en su carrera pero que todavía tiene hambre de victorias y ganas de divertirse.

Antonino Rendina

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