Pirelli: El Gran Premio de Abu Dabi desde el punto de vista de los neumáticos

La penúltima prueba del Campeonato Mundial de Fórmula Uno de este año en el circuito de Yas Marina presenta un desafío único para los neumáticos. Las 55 vueltas de la carrera, para un total de 305,355 kilómetros, se desarrollan desde el atardecer hasta la noche, con temperaturas en la pista que tienden a bajar para luego estabilizarse. Esto afecta al rendimiento de los neumáticos en términos de ritmo, degradación y consumo, que son diferentes al final de la carrera respecto al inicio. A continuación se presentan algunas conclusiones clave del circuito de Abu Dhabi desde la perspectiva de los neumáticos.

El circuito
La primera curva marca el inicio de un tramo mixto. El monoplaza está sujeto a una aceleración transversal de 4G, compensada por los neumáticos de apoyo que garantizan agarre y máxima adherencia en carretera a una velocidad de 250 km/h.

En la recta más larga de la vuelta, el chasis se ve estresado por las altas velocidades alcanzadas, con el acelerador a fondo durante unos 15 segundos. La carga aerodinámica genera un empuje de 800 kilogramos, íntegramente absorbido por la carcasa, que también debe gestionar mejor todas las asperezas e imperfecciones de la superficie.

En la curva 11, los coches reducen de 300 a 90 km/h en 110 metros, con desaceleración 5G, luego los pilotos abordan una serie lenta de ellos, donde deben conducir con la máxima precisión.

El sector final de la vuelta requiere un equilibrio óptimo del coche. Una secuencia de curvas eleva progresivamente la temperatura de la superficie de la banda de rodadura. Los valores máximos pueden alcanzar los 130° grados centígrados, pero los neumáticos aún deben garantizar niveles máximos de agarre, durabilidad y control del coche, factores esenciales para el asfalto de Abu Dhabi.