F1 | Seb Vettel, el valor añadido de un Ferrari que ya no tiene miedo…

Seb como Schumi. El GP de Baréin no es una victoria cualquiera, no es como los demás, está destinado a crear un surco, a contribuir a una historia que aspira a convertirse en leyenda, como Budapest 2017, más que Budapest. Vettel, en su cuarto año vestido de rojo, es un líder cada vez más convencido y convincente de un Ferrari conducido con mano firme, cabeza despejada y gran claridad.

No es tanto la victoria en sí, sino su importancia, la emoción que despierta en el alma ver a este chico literalmente aferrado al volante para mantener - magistralmente - en pista un monoplaza con los zapatos desgastados, reducido hasta los huesos, sin ver nada. con esa goma blanda que permite a estos equilibristas mantener el pie firme en las curvas más prohibitivas. En Sakhir admiramos el mismo manejo, la misma determinación, la astucia y la frialdad del mentor Schumi y, para algunos, ese genio rojo, capaz de transformar las apuestas en hazañas, destellos del Ferrari dominante de principios de milenio.

Seb como Miguel Ángel. Porque las trayectorias dibujadas son un fresco de rara belleza. Lejos de los bordillos, limpio, dulce y al mismo tiempo rápido, sin dejar un solo centímetro en la carretera, conducción perfecta, toques de clase poco comunes. Descubrimos que el SF71H es rápido en recta, estable y manejable. Pero Seb es el verdadero valor añadido, un mago que confunde y desplaza (a sus oponentes), inventa y crea. Y además, el alemán, algo que no hay que subestimar, demuestra una fortaleza mental sin precedentes. Basta pensar en la última vuelta de Sakhir, en las trayectorias pintadas de tal manera que desorientan a los atacantes Bottas.

Lewis Hamilton tiene una velocidad natural y una conducción espectacular, pero más musculoso, Sebastian tiene un estilo que sorprende por su elegancia y que se adapta perfectamente a estos neumáticos. Las diferencias entre los dos campeones que compiten por el título son otro punto de interés.

Al fin y al cabo, sigue siendo un campeonato del mundo indescifrable, aunque el equipo rojo no iniciaba una temporada con dos éxitos desde 2004. Mercedes es una bestia indomable destinada a mantenerse en cabeza. Hamilton hizo un triple adelantamiento en la recta y Bottas casi gana. Sin embargo, Mercedes, como en Australia, no parece capaz de aprovechar su potencial.

Las Flechas de Plata, inesperadamente en dificultades en la clasificación, dieron la impresión de ser las más rápidas en carrera. A los ojos de muchos, parecían ser los coches con la estrategia más "sensata", siendo el W09 un gran rendimiento con neumáticos medios. Sin embargo, la certeza de las previsiones, la racionalidad teutónica se ha hecho añicos contra un Cavallino capaz de correr riesgos, de atreverse. Mercedes daba la impresión de ser el más rápido, pero encalló violentamente ante la -quizás inesperada- realidad de que no lo era.

Porque los rivales, de rojo, consiguieron la pole y ganaron tras completar treinta y nueve vueltas con neumáticos blandos. Gestionando impecablemente consumos, neumáticos y prestaciones. Siempre se ha dicho en los últimos años que Mercedes tenía margen, que no estaban corriendo a su mejor nivel. ¿Y si finalmente Ferrari también tuviera este margen? Descarado y sin asombro, este Rojo es una sorpresa constante, con todo el respeto a quienes ya lo regalaron en las pruebas invernales. Alonso lo dijo primero (en un exceso de optimismo quizás), el sorprendente Gasly lo aclaró, ahora Ferrari tendría derecho a decirlo también: Podemos luchar. Esta vez de verdad.

Antonino Rendina

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